La Psicoterapia tiene su origen en 1974, tanto en Alemania como en los Países Bajos. El profesor Bernard Lievegoed MD, y el Dr. Paul von der Heide MD, fueron los grandes “visionarios” de la época. Sus formaciones, investigaciones y publicaciones inspiraron a toda una generación de psiquiatras, médicos psicosomáticos y psicoterapeutas, sobre todo por su profunda visión de cómo mezclar e impregnar el conocimiento del espíritu con herramientas reales y prácticas para el tratamiento de los pacientes de hoy. A partir de 1974 impulsó el movimiento de la psicoterapia y la psiquiatría mediante conferencias anuales (Filderklinik, Institut für Anthroposophische Psychotherapie) y la primera formación profesional en psiquiatría y psicoterapia (Zeist, Países Bajos). Ad Dekkers participó activamente en ambas iniciativas. A partir de 1978 inició la primera formación profesional post-Lievegoed, a la que siguió una serie de formaciones en todo el mundo, en 12 países. Esto ha dado lugar a una serie de asociaciones nacionales en todo el mundo, que ofrecen conferencias, charlas, grupos de estudio y formaciones interdisciplinares (denominadas IPMT). Varias de estas asociaciones han iniciado programas de formación de postgrado. En 2012 se fundó una organización paraguas: IFAPA. La IFAPA organiza una conferencia bianual de formación de formadores en el Emerson College del Reino Unido. Hasta 2016 IFAPA estuvo presidida por Ad Dekkers. En la actualidad, John Lees, del Reino Unido, preside una junta activa compuesta por 13 miembros de todas las nacionalidades.
Enfoque interdisciplinar dentro de la Sección Médica.
En 2003 se añadió un nuevo elemento a estas iniciativas: los enfoques multidisciplinarios se convirtieron en el núcleo de toda la formación médica antroposófica. La Sección Médica, con sede en Dornach, Suiza, presidida entonces por la Dra. Michaela Glöckler, incorporó la profesión psicoterapéutica en sus filas de la multidisciplinariedad. La Junta de la Coordinación Internacional de la Medicina Antroposófica (IKAM) incluyó a partir de entonces todas las profesiones relacionadas con la salud, dentro de la Sección Médica, y pronto apareció como una enorme inspiración para la investigación y la enseñanza en todo el mundo. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el movimiento médico antroposófico como tal celebró en 2021 su centenario. En contraste con esa edad, el movimiento antroposófico psicoterapéutico no cuenta más que con unos 45 años.
Paradigmas en evolución.
Dicho esto, podemos considerar el hecho de que la Psicoterapia Antroposófica sigue desarrollando sus intervenciones clínicas, como lo demuestra el trabajo de Ad Dekkers, que incluye ejercicios de formación que también pueden desarrollarse como intervenciones clínicas. Basándose en los principios salutogénicos, las intervenciones tienen como objetivo estimular al paciente (en adelante cliente) en su triformación de Pensamiento, Sentimiento y Voluntad, para que finalmente el yo espiritual del cliente pueda adueñarse de su vida y desplegar sus intenciones vitales, podemos denominarlo: su karma. Además, destaca el trabajo de Henriette Dekkers en la construcción de un conocimiento avanzado y la interrelación de la Psicoterapia Antroposófica con la investigación científica y transdisciplinar presentada a través de conferencias y artículos publicados. Un psicoterapeuta antroposófico puede aportar importantes cualidades a los equipos interdisciplinares, debido a la regularidad de las sesiones: (a) la posibilidad de adquirir un conocimiento profundo del cliente en beneficio de otras terapias (b) el apoyo al cliente frente a los retos de los procesos de curación transformacional que pueden ser desorientadores debido a la familiaridad establecida con la enfermedad, el deseo de dependencia y el miedo a asumir los retos y responsabilidades de la salud (c) ayudar a entender al paciente para que observe y comprenda los procesos de curación en todos los niveles del ser: físico, psicológico, espiritual y su mutualidad interactiva (d) encontrar el sentido individual y social de la vida a la luz de su ser espiritual. El trabajo terapéutico puede consistir en ir y venir entre la realidad fenomenológica existencial del cliente y la intensidad del aquí y ahora de la relación terapéutica, fomentando una sana reflexión sobre la experiencia en lugar de malinterpretar las interacciones sociales, utilizando la llamada ley pedagógica para dar estructura a una biografía que se encuentra en estado de confusión, promover una clarividencia sana en lugar de patológica, utilizar la atención plena somática en el trabajo con el trauma, y/o centrarse en detalles concretos para ayudar al cliente a encarnar cuando se encuentra en un estado de disociación y emular las acciones de los medicamentos prescritos por un médico general o psiquiatra antroposófico.